viernes, 14 de enero de 2011

Estudios sobre competencia comunicativa

Autores como Chomsky (1965) y McNeill (1966) manifiestan que los seres humanos están genéticamente predispuestos para aprender la lengua oral y que poseen un mecanismo de adquisición del lenguaje que es activado por el contacto con hablantes competentes de una lengua. Este mecanismo permite que el niño logre dominar su lengua en un periodo de tiempo corto, pues es algo así como un programa de acción que reduce el margen de error y determina líneas particulares para acceder a este conocimiento (nivel intraindividual).  
Desde esta visión se plantea que, de no existir este mecanismo especializado, los niños podrían tomar rutas muy diversas y en ocasiones desatinadas en este proceso. Con base en esta teoría conocida como innatismo, se propone que el niño es un agente activo en el aprendizaje de su lengua y no solo un receptor objeto de estimulación y reforzamiento externo. 
En lo social (nivel interindividual) Bruner (1986) manifiesta que el niño aprende a interactuar comunicativamente al participar en interacciones comunicativas. Esto significa que el conocimiento sobre el que se pueden lograr  propósitos de comunicación se construye en presencia de eventos comunicativos y se participa en ellos. El nivel de participación del niño en eventos de comunicación es muy incipiente en la infancia temprana, sin embargo, este se va incrementando notoriamente a medida que el sujeto se desarrolla.